por: Eduardo Carneiro
|
1.Conceitos:
Ø
COMPREENSÃO: é um movimento reflexivo, volta
para dar segurança ao ‘eu’. Compreender o outro é interpretar a si mesmo. A compreensão familiariza o
estranho. Tem um benefício simbólico, a dimensão reflexiva da
compreensão volta para dar segurança ao “eu”.
Ø
EXTRANGEIRO: São conceitos empregados para
fabricar a imagem do “si”, do que é familiar. É um julgamento feito a partir do olhar do outro.
A idéia de que há um centro e uma periferia hierarquiza tudo. O estrangeiro
está na fronteira, no entre-lugares, ele é o culturalmente diferente. O
SuperEgo nega o outro; quando não, o regula.
Ø
MULTICULTURALISMO: A presença do outro inventou
a sociedade multicultural. A diferença é um meio para o fortalecimento da
identidade, que não é estática, mas movente. Conjura o que é estranho no outro,
desinfeta o que no outro parece inquietante, ou seja, familiariza o estranho.
Para o autor, o multiculturalismo é uma mera palavra de efeito, uma utopia na
prática; mas que visa construir uma boa imagem de sí.
Ø
PEDAGOGIA: não é encarada no seu conceito
tradicional. Não tem uma missão salvadora de tirar o sujeito da barbárie para o
reino da sabedoria e da luz. A
educação que prometia a emancipação dos povos ocultava práticas de normalização
comportamental, justificando
a exploração. As missões civilizadoras empregam as palavras -
convivência, diálogo, pluralismo- de forma acrítica.
2.Idéia central:
Ø O
texto trata do discurso atual do multiculturalismo no campo pedagógico. O autor
defende que tal discurso está relacionado com a construção da própria
identidade e pode ser entendido como um mecanismo para conjurar o que o
estrangeiro pode ter de inquietante. Além do mais, certas palavras como
convivência, diálogo e pluralismo estão sendo empregados de forma acrítica
pelos pedagogos para alimentar uma boa imagem dos que as utilizam.
3.Desenvolvimento:
Ø
A questão do estrangeiro é fundamental para a
discussão da identidade.
Ø
Larrossa afirma que no início quando o estrangeiro é visto de forma negativa[1],
pois causa impacto ao já
familiarizado, ou seja, turbulência ao que já se tinha como seguro. O outro passa por um processo de
familiarização para não causar erosão na identidade já estabelecida. A loucura
não pode inquietar ou questionar a razão, o ‘eu’ deve estar seguro do ‘outro’.
Ø
O
processo de assimilação do outro tão fecundo no discurso dos
multiculturalistas não seria mais do que uma forma de fortalecimento da
identidade de “si”. Já que, ao falar de multiculturalismo, a cultura do outro é
classificada e hierarquizada para que “a loucura não inquiete a razão”[2].
Ø
Foucault já dizia que a “ordem do discurso lhe prepara um lugar que o
honra, mas o desarma”. O discurso pedagógico do multiculturalismo surgiu
com a presença do outro.
Ø
A sociedade “do mesmo” não suporta a diferença
sem que haja inquietações. Foi preciso que o estrangeiro entrasse na ordem do
discurso, para ser “compreendido”.
Ø
Podemos observar alguns exemplos na América
Latina no início do século XVI, na ocasião da ocupação das terras pelos
europeus.
Ø O outro não foi “encontrado”
como outro. Mas confrontado como o “si mesmo”. Um “si mesmo” classificado como
bárbaro, que precisava passar por um processo de “familiarização” para se
tornar moderno e civilizado.
Ø
A catequização dos indígenas não seria uma forma
de neutralizar o que nele havia de estranho e inquietante? Falava-se da cultura
do índio para se firmar uma identidade européia universalizadora.
Ø
As trevas fazem parte do conceito da luz – a
diferença “bem compreendida” serve para dar segurança ao “eu”.
Ø
A retórica multiculturalista da pedagogia não
passa de utopia[3]. Essa
retórica tem uma função ideológica bem nítida: construir uma boa imagem de si
mesmo. A afirmação do “eu” se dá com a estranheza do outro.
Ø
Quando se propõe a assimilação, indiretamente,
está havendo uma classificação entre as culturas. Neste aspecto, como o autor
diz, não devemos nos preocupar com o que o discurso diz do estrangeiro, mas o
que ele faz com nós mesmos.
4. Citações
“En la comprensión, el
movimiento hacia el otro sería un momento mediador de la relación del
intérprete consigo mismo. El otro no sería sino un rodeo, quizá necesario, en
la permanente construcción y reconstrucción de lo mismo, la diferencia no sería
sino un medio para el fortalecimiento de la identidad, la negatividad no sería
sino un momento en el proceso de constitución de un sentido positivo, la
comprensión del otro no sería sino una parte del trabajo requerido para el
crecimiento de la auto comprensión” p. 68.
“... la locura no sea sino lo otro
en relación a lo que la razón construye la imagen que tiene de sí misma, quizá
la infancia no sea sino lo otro en relación a lo que la madurez construye la
imagen que tiene de si misma...” p. 68.
“Mi hipótesis en lo que sigue es
que la retórica multicultural que comienza a proliferar en el campo pedagógico
puede ser tratada en términos de la imagen que produce de nosotros mismos o,
dicho de otro modo, en tanto que dicha retórica trabaja en la construcción de
nuestra propia identidad” p. 69.
“Por otra parte, esa retórica funciona también como
un mecanismo para conjurar lo que el otro extranjero pueda tener de inquietante”
p. 69.
“... los discursos
multiculturales estén ahí para dar un sentido confortable a nuestra relación
con los extranjeros, para que lo extraño no inquiere lo propio, para que no nos
extrañemos de nosotros mismos y para que en el encuentro con el extranjero, no
aprendamos que, en realidad, nosotros también somos extranjeros” p. 69.
“... la comprensión procura un beneficio
simbólico cuando su dimensión reflexiva se resuelve en un fortalecimiento de
las seguridades que constituyen la identidad del intérprete. En se sentido el
otro extranjero es el que te permite sentirte en casa, el que te permite ser tú
mismo haciendo de ti el (más o menos generoso) propietario de la casa.
Podríamos localizar aquí la soberbia del sujeto de la comprensión, un sujeto
que se reconoce en el optimismo de una racionalidad que no reconoce límites...”
p. 69
“Ahora sabemos que
la edición orientada a la ‘emancipación de los pueblos’ ocultaba prácticas de
normalización tecnocrática o moral de los comportamientos, cuando no
justificaba la explotación pura y dura
de las personas y los países” p. 72.
“En el tema
multicultural el discurso pedagógico continua saturado de efectos retóricos que
van rápidamente de lo patético a lo profético, de la descripción emotivamente
cargada de los problemas...” p. 72.
“Todos iguales,
todos diferentes. He ahí el lema de la utopía multicultural que la escuela
debería reproducir entre sus paredes y contribuir a producir fuera de ellas...
No sería difícil ironizar sobre lo fácilmente que la escuela convierte la
‘diferencia’ en una serie de ‘cualidades diferenciales’ sobre las que el saber
y el poder hacen inmediatamente presa” p. 73.
“La indiferencia no
tiene nada que ver con la falta de conocimientos o con la pérdida de valores”
p. 76.
“.. por un lado la
comprensión familiarizaría lo extraño; por otro lado, extrañaría lo familiar.
Sin la primera dimensión no habría entendimiento puesto que lo extraño,
conservaría siempre una irreducible opacidad que lo bahía inasimilable” p. 77.
“En la tradición
hermenéutica, por tanto, la comprensión del otro extranjero suele ser
considerada con un proceso dialéctico que, comenzando por un momento de
extrañamiento, se resolvería finalmente en una recuperada re-familiarización.
De ese modo, la inquietud que lo extraño produce quedaría aliviada en tanto
que, mediante la comprensión, el otro extranjero habría sido incorporado a lo
familiar y a lo acostumbrado” p. 78.
“La comprensión y la
apropiación del otro son como las dos caras de una misma ambición, ambas
igualmente metódicas y arrogantes “
p. 79.
“Dicha represtación
consiste en presentar al extranjero como ya de antemano conocido y comprendido
por medio de su consideración como el re-presentante de una cultura. La
representación de la diversidad cultural sería entonces el resultado de una
comprensión abarcador en la que el otro extranjero quedaría subsumido en un
contexto cultual que daría cuenta y razón de su extrañeza e identificaría su
diferencia... la representación de la diversidad cultural funcionaría, a un
nivel simbólico, de modo análogo a la identificación socio-policial del
continente de extranjeros” p. 81.
“Convenientemente
re-presentado e identificado, desactivada ya su inquietante extrañeza, el otro
extranjero ya no da miedo. La neutralización de su extrañeza no es quizá
sino un efecto de nuestra cobardía,
de nuestra necesidad de permitirnos sólo encuentros seguros y
asegurados, planificados y sin sorpresas, convenientemente pre-visto y
despojados siempre de toa incertidumbre” p. 82.
“El otro extranjero
aparece como el desarraigado, el que no tiene mundo. Su diferencia es una
diferencia de una particular pureza, desnuda, emancipada de cualquier contexto
que pudiera dar cuenta de ella” p. 83.
Nenhum comentário:
Postar um comentário